Aprender a pedir deseos - Capítulo IV

  

Capítulo IV - El deseo de Hernán

Capitulo I

Capitulo II

Capitulo III

Capítulo V

Me levanté de la cama, busqué ropa para usar, fui al espejo, volví a mirar mi nuevo cuerpo. Me sequé y cepillé el pelo, me maquillé (una especie de memoria muscular que me guiaba para estar guapa pero discreta), me puse unos pants y una playera holgada, aunque la mantenía amarrada por arriba, me agradó mostrarme mi vientre plano. Y por ultimo me llené de determinación para poder salir de este acontecimiento imposible.

El plan era sencillo, simplemente convencer a la mamá de Naomi de que cancele todo y que me lleve a casa de Hernán. Así que salí a buscarla. No fue tan difícil, estaba en la mesa de la sala checando unos papeles. 

— Maaami, ¿si me darás permiso de salir a casa de un amigo? le pregunté un poco nervioso.

— ¡Claro, cielo! me respondió sin verme pues seguía haciendo lo suyo...

Al seguir esperando una respuesta un poco más... concreta. Ella me vio de reojo y me preguntó: — ¿Qué pasa mi niña, necesitas algo más?

— Mmmm si... Mmm ¿Podemos ir ya? le dije un poco ansioso. 

— ¿Podemos?, me preguntó extrañada, — ¿En serio quieres que te lleve? preguntó aún más extrañada. 

Quizás no lo razoné tan rápido, pero mi nueva mamá tiene razón, Naomi siempre se movía por si sola, le daban el carro y simplemente conducía a todos lados. El problema ahora es que nunca aprendía a manejar. 

— Ehm, si, aún no me siento tan bien como para manejar el carro. ¿Si me puedes llevar?, le pregunté de una manera tierna y juntando las manos como pidiendo favor.

Con mucha alegría la mamá de Naomi aceptó, he de pensar que no pasaban tanto tiempo juntas como uno puede creer, pero al final que ese asunto lo arreglen ellas, le dije la dirección, subimos a la camioneta y nos pusimos en marcha, fue tanta la emoción de su mamá que hasta pidió que nos tomáramos una foto.

No estaba lejos en coche, quizás unos 10 minutos, era extraño, sentía que el mundo me respondía de una manera diferente. Cuando llegué, me dirigí rápidamente a la puerta. Me detuve un momento y me di la vuelta para despedirme de la mamá de Naomi. — "Cuídate mucho hijita" me dijo con una enorme sonrisa. Que bonito se sintió, ella se fue y proseguí a tocar el timbre de la casa de Hernán.

Estaba muy ansioso, no estaba seguro de cómo reaccionaría Hernán. No se le había ocurrido un plan de como abordar esto en persona. ¿Se convencería fácilmente de que realmente soy Naomi? Pero fue su mamá quien abrió la puerta, sorprendida y emocionada de que una chica pregunte por su hijo, — "Adelante, pasa, en seguida baja" me dijo y seguido de eso procedió a gritarle — "¡Hernán, te busca una chica muy guapa, veeen!", aunque por dentro se me hizo gracioso, me puse algo nervioso y más al escuchar los pasos de Hernán al bajar de las escaleras.

 El llevaba una camiseta y unos pantalones cortos de basketball, bastante ligero, al parecer no hace mucho se había bañado, al verme lo único que hizo fue hacerme una señal con las manos de que fuera con el. Yo ya conocía la casa, así que subí a su cuarto.

— "De verdad no me lo puedo creer", dijo Hernán, con cierta emoción y agregó dudoso — "Ustedes deben estarme jugando una broma".

— "¿Realmente crees que ella se prestaría para algo así?", le dije. — "Soy Edwin, tienes que creerme." 

— "Uno nunca sabe, es que es tan extraño, una chica buena como tú entrando a mi casa, hasta mi cuarto y diciendo que es mi mejor amigo, tienes que entender que no es tan fácil de creer", dijo Hernán viéndome pensativo.

— "Bueno en eso si tienes razón", le dije resignado, viéndolo un poco de reojo, lo veo tan grande, antes éramos del mismo tamaño, ahora apenas y le llego al pecho.

— ¡Pero dime pues, ¿Cómo pasó todo esto?!, me preguntó emocionado. 

— "No lo sé bro, simplemente amanecí así, lo ultimo que recuerdo antes de, es que estábamos en casa de Naomi ayudándole a mover unas cosas.", le contesté un poco inseguro de si realmente lo de los deseos pasó, quería que el me lo corroborara.

Y efectivamente lo hizo pues contestó: — "Mmm, ¿Y no tendrá algo que ver con los deseos que pedimos?".

— "Sí" contesté, — "Pero yo no pedí ser Naomi." le dije para rápidamente cuestionarle — ¿Y tú? ¿Tu deseo no tiene nada que ver con lo que me pasó?, le dije con una expresión de enojo, no podía recordar lo que el pidió.

Por un momento Hernán se quedó callado pensando —  "No... Lo que yo pedí no tiene nada que ver con lo que te pasó." y como evadiendo el tema me preguntó — ¿Pero entonces? ¿Cómo lo arreglaremos?

 Para mi fue una buena pregunta, le expliqué lo único que se me había ocurrido, ir al sótano de Naomi, buscar el objeto, volver a pedir el deseo y todo a la normalidad. Medio dudoso con todo lo que podía surgir, pero poco a poco entre los dos fuimos ideando un plan, aunque no parecíamos muy convencidos.

Hernán se sentó en su cama a pensar, yo sabía que tan impotente se sentía el al no ayudarme en ese preciso momento, mientras eso pasaba me ponía un suéter de el que me gustaba y me senté del otro lado de la cama.

— ¿Y bueno? me dijo Hernán. 

— ¿Qué?, le contesté extrañado.

— ¿Cómo es tener el cuerpo de una vieja?, me preguntó con mucha curiosidad.

Una pregunta difícil, la verdad no me había puesto a pensar en eso — "Es muy diferente. Incluso extraño. Todo es tan suave, no me acostumbro, además esto de usar brasier es molesto, pica." le contesté llevando mi mirada hacia abajo, hasta me pareció que mi pecho había crecido ligeramente, pero no podía estar seguro.

— "Eres tan raro bro, yo en tu lugar estaría jugando con esas tetas." me dijo mientras bajaba los brazos y movía ligeramente las piernas, eso lo hacía para tratar de ocultar su erección. No sentí incomodidad, yo lo entiendo, yo mismo lo hacía cuando todavía era chico. — "Solo son tetas bro." dije en forma calmada.

El haber visto todo eso de reojo provoco una leve palpitación entre mis muslos, fue rápida, casi como dudando si realmente pasó. Pero con curiosidad seguía viendo de reojo la zona, no lo notaba.

— ¿Me dejas tocarlas?, dijo, seguido de una sonrisa picara y un — "¿Solo son tetas después de todo, no?.

Me sentí nervioso en ese momento, conocía que tan pervertido era Hernán, pero es algo de amigos ¿verdad? — "Mmm, está bien, pero solo un poco." le dije provocando que el se deslizara cerca de mi, realmente no podía creer que acepté.

— ¿Estás seguro?, me preguntó y yo viéndolo asentí con la cabeza. Hernán no perdió el tiempo y se acercó a tomar uno de mis pechos con la mano. Definitivamente era más rudo que yo cuando los sentí por primera vez. Cuando su mano tanteó y su pulgar se frotó sobre el sensible pezón de Naomi dejé escapar un gemido. 

Apoyé la cabeza en su pecho mientras dejaba que mi amigo me palpara. — "Esto se siente muy bien", pensaba. Mi corazón se aceleró, mientras veía el cuello de Hernán, me provocaba llevar mis labios ahí, era como si el cuerpo de Naomi tomara el control y su mente observara y disfrutara de todas las sensaciones. La temperatura subía. Por su parte Hernán se dejó llevar, tomó mi pequeña mano y la puso sobre su erección.

Al sentir eso, mi corazón bombeo de una manera agresiva y con los ojos muy abiertos le dije "— No, eso es ir demasiado lejos.", sin retirar mi mano de sus pantalones cortos. 

Al darme cuenta de que mi mano seguía ahí mi mente casi vuelve a la realidad, y me alejé. — "Esta bien, no homo", me dijo Hernán, trayéndome una pequeña sonrisa a la cara y solo asentí, me quedé pensando, bajé la mirada, me vi, sentía ese instante. En ese momento de distracción Hernán comprendió su deseo, y con una sonrisa confiada se metió la mano dentro de sus pantalones cortos y se sacó su grueso pene.

— "Hey Edwin", me dijo.

Voltee a verlo y ahí estaba el, sentado con su pene en la mano y lo acariciaba lentamente, mi mente se perdió, me quedé babeado, maravillado de cómo se veía su pene en su mano, un pene más grande que el que yo tenía.

No podía entenderlo, quería ver a otro lado, pero simplemente mi mente me decía míralo. Mi temperatura subía y aunque no lo podía creer, se me seguía haciendo agua la boca. Procedí a quitarme el suéter, tenía demasiado calor.

— "¿Quieres verlo de cerca?", me dijo Hernán confiado, sabiendo lo que hacía. 

— "¿Qué había pasado con el no homo?", pensaba yo mientras me levantaba de la cama y me ponía de rodillas colocándome entre las piernas de Hernán. Desde este ángulo su pene era gigantesco. Como flashback se me vino a la mente como se ven las actrices porno en esta situación, y como era mi aspecto en este momento.

— "Ayúdame, no sé que me está pasando, no puedo controlarme." le dije mientras lo veía a los ojos. El me tomó de una mano y me dijo: — "Si,  no te preocupes yo te ayudo." y procedió a llevar mi manó a su pene, haciéndome acariciárselo junto con el en un movimiento lento. 

Yo seguía ahí idiotizado sintiéndolo, viéndolo. Tenía miedo, no comprendía que me estaba pasando. — "Puedes lamerlo si quieres." me dijo y tras eso apunte su pene hacia mis labios los cuales no pude mantener cerrados, separándolos y poco a poco sacando mi lengua acercaba mi cabeza. 

Mi lengua se deslizo lentamente por el largo de su miembro, el primer contacto fue asqueroso, pero ahí estaba yo, con una mano sostenía su pene y con mi lengua lo acariciaba. Poco a poco dejaba de sentir ese asco, volví a acariciar su pene con mi lengua, desde la punta hasta la base y ahí fue donde mi cuerpo tomó el control.

Al llegar a la punta mis dos labios se dejaron caer y comenzaron chupar. Con los ojos bien abiertos seguía chupando hasta me sorprendí de lo rápido que ese pene me llenaba la boca. Se sentía algo nuevo y excitante, me aseguraba de envolver con mis labios con fuerza la cabeza del pene de mi amigo. Hernán soltó un gemido y no pude evitar unirme a él. Sentí el cosquilleo de entre mis piernas mientras mi lengua se arremolinaba. Al subir la boca aumenté la succión y sentía que mis mejillas se ahuecaban. Esto fue recibido con gemidos de aprobación por parte de Hernán.

Cuando me acostumbré al ritmo de lo que estaba haciendo, aumenté la velocidad de mis movimientos. Me estaba gustando mucho, de alguna manera sentía la necesidad de que me llenara la garganta. 

Mientras subía y bajaba sobre su pene, unos mechones de mi largo cabello cayeron alrededor de mi cara. — "Ugh ¿es algo con lo que voy a tener que lidiar a partir de ahora?" pensé acomodándome el mechón detrás de la oreja y para seguir chupando, seguido de eso pensar — ¿De verdad pensé en mi mismo como una mujer?

La respiración de Hernán se volvió superficial y su pene empezó a palpitar más. Reconocí esas señales. Sabía lo que se avecinaba y eso me excitó mucho. Mi mente quería saborear su semen y lo quería todo. Acariciando su pene mientras chupaba su cabeza, pude sentir que era el momento. Me metí más ese pene en la boca y fue entonces cuando empezó. Hernán gimió y yo agarré su miembro con más fuerza. Lo sentí, sentí que el semen de Hernán estaba en mi boca y como si de dulce se tratara empecé a tenerlo todo en mi boca, era demasiado y se me caía por las comisuras entre mis labios, cayéndome algo en el pecho, en el muslo y sobre todo por la barbilla, y así mi mente se esforzó por tragarlo todo. 

Dejé que el pene de Hernán saliera de mi boca con un satisfactorio chasquido. Y con una sonrisa en mi cara seguía disfrutando todas las sensaciones que en mi cuerpo pasaban, hasta el sabor en mi boca. Mi mente volvió en sí, cansado, me dejé caer en el piso.

No lo entendía, me sentía tan bien que no podía enojarme con Hernán. Entre mi jadeo y remordimiento, me llevé las manos a la cara y le pregunté: 

— Hernán, ¿Cuál fue tu deseo?

Continuará...