Zawja - Capítulo I
Capacitado
Sinopsis: Un agente de la CIA famoso por sus peligrosas misiones, es mandado a una misión de infiltración en Oriente Medio.
David Morales en combate.
En cuanto a las carreras célebres, era difícil encontrar a alguien como el agente David Morales. Un agente latino Veterano de la CIA, es bien conocido por sus peligrosas misiones encubiertas en el extranjero, gracias a su asombrosa capacidad lingüística.
Una vez más, la agencia le pidió ayuda. Esta vez, sin embargo, mantuvieron la misión en secreto hasta que este aprendiera árabe, una vez teniendo el idioma, estuvo listo para que le explicaran los detalles dados por el Director William Joseph Burns.
William Joseph Burns, director de la CIA.
"A ver si lo entiendo. Dices que la familia de este iraquí es sospechosa de estar involucrada en asuntos turbios antiamericanos", dijo Morales, y Burns asintió. "¿Y quieres que descubra las cosas yendo de incógnito como la prometida? Esto tiene que ser una maldita broma" exclamó Morales, estupefacto por la que fuera para el una tonta sugerencia.
"Bueno", comenzó el director. "Es una información muy importante, y necesitamos tenerla en nuestras manos lo antes posible por el bien de Estados Unidos", dijo. "Estoy seguro de que eres consciente de tu estatus en esta agencia. Por eso te elegí personalmente para esta misión", terminó.
"Director, no digo que no lo haría si pudiera, pero míreme. Mido 1,80 y tengo una figura muy musculosa. ¿Quién en su sano juicio se creería mi disfraz?", preguntó, muy razonablemente Morales.
Burns se limitó a sonreír y pidió a Morales que le siguiera. Le condujo a través de varias puertas de alta seguridad que nunca había visto antes, hasta que finalmente entraron en una sala aislada en la planta baja del edificio.
"Tengo que advertirle, Morales, que lo que va a ver es muy confidencial. Sólo puedo mostrárselo si acepta esta misión", dijo Burns. Obviamente, Morales aún tenía dudas, pero aceptó de todos modos por pura curiosidad. Siguió al director al interior de la sala y cerró la puerta tras de sí.
Observó cómo Burns sacaba un frasco de aspecto extraño de la estantería, junto con otros materiales. Esperó a que el director mezclara los distintos ingredientes y finalmente salió con una jeringa en las manos. Morales miró con curiosidad el extraño líquido que parecía brillar en su interior.
"¿Ves esos dos frascos de ahí? Escupe en el primero y pon un poco de tu pelo en el segundo", dijo Burns. Morales se extrañó, pero hizo lo que le dijo el director.
"Ahora, quítese toda la ropa, excepto los calzoncillos", exigió Burns, y Morales obedeció. Antes de que pudiera decir nada, sintió que la aguja le atravesaba el brazo.
"¡Aghh! ¿Qué demonios fue eso?" gritó Morales. "Ya lo verás en un momento", respondió el director, de forma bastante tranquila.
Morales permaneció de pie durante unos minutos, sin sentir nada más que el dolor de la aguja. "¿Qué estamos esperando exactamente?", preguntó, apartando el pelo que le bloqueaba la visión. "Espera... Yo me había cortado el pelo hace un par de días, ¿Qué me acabo de mover?", pensó.
Cuando el pelo le bloqueó la vista por segunda vez, movió las manos para apartarlo de nuevo. Pero mientras lo hacía, notó algo extraño en sus manos. Eran mucho más pequeñas y delgadas de lo que recordaba, y sus uñas también parecían ser más largas de lo habitual.
En este punto, estaba bastante asustado. "Sea lo que sea lo que me estás haciendo, haz que pare", le dijo a Morales, tuteándolo y con un inusual quiebre de voz. "Lo siento, ya has aceptado la misión. Además, los efectos del suero no pueden detenerse a mitad de camino", dijo Burns, mientras Morales empezaba a sentirse visiblemente más incómodo.
Intentó protestar, pero su visión comenzó a ser borrosa y empezó a sentir náuseas. A medida que el suero se abría paso por su torrente sanguíneo, comenzó a sentir una sensación de ardor en todo su cuerpo. Apenas pudo ver sus brazos, ahora mucho más pequeños que sus manos, y sin pelo.
Eso fue todo lo que pudo distinguir antes de que un dolor alucinante le golpeara el estómago. Sintió una enorme presión en la parte inferior de su torso, y empezó a oír el crujido de los huesos, mientras su cintura se hundía.
Entonces gritó de dolor, al sentir que su columna vertebral se contraía, borrando su alta estatura. El dolor se intensificó cuando los huesos de su espalda comenzaron a crujir, realineándose para crear un arco hacia adentro.
Las sensaciones de ardor continuaron, mientras todos sus músculos desaparecían en su piel, dejándole con extremidades delgadas y un vientre plano, y borrando lo que quedaba de su figura antes masculina. De hecho, sus nuevas curvas eran claramente femeninas, y este hecho no pasó desapercibido para Morales.
Cuando empezó a comprender lo que estaba ocurriendo, intentó de nuevo protestar, pero un fuerte dolor en las piernas le hizo caer a cuatro patas.
Se estremeció al sentir que la presión en sus piernas seguía aumentando, hasta que finalmente escuchó un fuerte estallido, mientras sus caderas se empujaban hacia afuera, volviéndose gruesas y llenas de grasa. Oyó otro chasquido cuando su trasero en expansión explotó a través de sus calzoncillos, volviéndose bonito y regordete al igual que sus caderas
Morales estaba tan agotado por los cambios que ya no podía sostenerse en pie. Cayó sentado, con su nuevo trasero de burbuja amortiguando la caída. Se quitó el pelo de la cara, que ahora le llegaba hasta los hombros, mientras sentía que todo, desde la nariz hasta la estructura facial, se desplazaba y cambiaba. No sabía qué aspecto tendría su nuevo rostro al final, la única pista eran sus labios, ahora más gruesos.
Mientras estaba sentado, Morales miraba la figura borrosa de Burns mientras sus huesos seguían resquebrajándose, y su figura se esculpía en algo completamente ajeno a su antiguo ser. En ese momento, no le importaba en qué se estaba convirtiendo. Sólo quería que se acabara.
Entonces, unos gemidos suaves y agudos escaparon de su boca mientras su respiración se intensificaba. Cada vez eran más fuertes y frecuentes a medida que la transformación entraba en su fase final.
Morales sintió que la presión en la parte inferior de su cuerpo se concentraba en la ingle. Gritó al sentir los calambres. Utilizó toda la fuerza de voluntad que tenía para bajar la mano e inspeccionar lo que estaba ocurriendo, y sus peores sospechas se confirmaron. Su antaño orgullosa virilidad se había reducido a unos pocos centímetros, y cada calambre sólo parecía encogerla más. Jadeó al sentir que sus testículos se hundían en la ingle. Gimió con fuerza mientras lo que quedaba de su pene se succionaba dentro de él. Siguió gimiendo mientras se formaban sus nuevos ovarios, y la presión acabó por desaparecer con la formación completa de un aparato reproductor femenino, cuyo punto culminante era su nueva vagina.
Al disiparse las sensaciones de ardor, la visión de Morales volvió a ser clara, pero aún quedaba un cambio importante. Miró hacia abajo cuando sintió que la presión restante se concentraba en su pecho, concretamente, detrás de sus pezones. Pudo ver cómo se hacían más grandes y más duros. Se preparó mientras la presión seguía aumentando, superando todo lo que había sentido hasta ahora.
Eventualmente, la presión se hizo tan inmensa que Morales no pudo soportarla más. Echó el pecho hacia delante y la cabeza hacia atrás, y gimió muy fuerte cuando dos pechos de tamaño considerable estallaron en su pecho. A medida que el estrógeno recorría su cuerpo, Morales se dejó llevar por las nuevas sensaciones. Respiró pesada y lentamente, y sus nuevos pechos parecieron crecer a un ritmo perfecto.
Con el tiempo, el ritmo de su crecimiento comenzó a disminuir, antes de detenerse por completo. Morales ahora lucía un par de pechos abundantes de los que la mayoría de las mujeres estarían celosas. Y con eso, la transformación fue completa.
A estas alturas, Morales estaba tan agotado que él, o más bien ELLA, no podía levantarse para inspeccionar su nuevo cuerpo. En su lugar, se desmayó y se desplomó en el suelo.
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| David Morales en combate. |
En cuanto a las carreras célebres, era difícil encontrar a alguien como el agente David Morales. Un agente latino Veterano de la CIA, es bien conocido por sus peligrosas misiones encubiertas en el extranjero, gracias a su asombrosa capacidad lingüística.
Una vez más, la agencia le pidió ayuda. Esta vez, sin embargo, mantuvieron la misión en secreto hasta que este aprendiera árabe, una vez teniendo el idioma, estuvo listo para que le explicaran los detalles dados por el Director William Joseph Burns.
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| William Joseph Burns, director de la CIA. |
"A ver si lo entiendo. Dices que la familia de este iraquí es sospechosa de estar involucrada en asuntos turbios antiamericanos", dijo Morales, y Burns asintió. "¿Y quieres que descubra las cosas yendo de incógnito como la prometida? Esto tiene que ser una maldita broma" exclamó Morales, estupefacto por la que fuera para el una tonta sugerencia.
"Bueno", comenzó el director. "Es una información muy importante, y necesitamos tenerla en nuestras manos lo antes posible por el bien de Estados Unidos", dijo. "Estoy seguro de que eres consciente de tu estatus en esta agencia. Por eso te elegí personalmente para esta misión", terminó.
"Director, no digo que no lo haría si pudiera, pero míreme. Mido 1,80 y tengo una figura muy musculosa. ¿Quién en su sano juicio se creería mi disfraz?", preguntó, muy razonablemente Morales.
Burns se limitó a sonreír y pidió a Morales que le siguiera. Le condujo a través de varias puertas de alta seguridad que nunca había visto antes, hasta que finalmente entraron en una sala aislada en la planta baja del edificio.
"Tengo que advertirle, Morales, que lo que va a ver es muy confidencial. Sólo puedo mostrárselo si acepta esta misión", dijo Burns. Obviamente, Morales aún tenía dudas, pero aceptó de todos modos por pura curiosidad. Siguió al director al interior de la sala y cerró la puerta tras de sí.
Observó cómo Burns sacaba un frasco de aspecto extraño de la estantería, junto con otros materiales. Esperó a que el director mezclara los distintos ingredientes y finalmente salió con una jeringa en las manos. Morales miró con curiosidad el extraño líquido que parecía brillar en su interior.
"¿Ves esos dos frascos de ahí? Escupe en el primero y pon un poco de tu pelo en el segundo", dijo Burns. Morales se extrañó, pero hizo lo que le dijo el director.
"Ahora, quítese toda la ropa, excepto los calzoncillos", exigió Burns, y Morales obedeció. Antes de que pudiera decir nada, sintió que la aguja le atravesaba el brazo.
"¡Aghh! ¿Qué demonios fue eso?" gritó Morales. "Ya lo verás en un momento", respondió el director, de forma bastante tranquila.
Morales permaneció de pie durante unos minutos, sin sentir nada más que el dolor de la aguja. "¿Qué estamos esperando exactamente?", preguntó, apartando el pelo que le bloqueaba la visión. "Espera... Yo me había cortado el pelo hace un par de días, ¿Qué me acabo de mover?", pensó.
Cuando el pelo le bloqueó la vista por segunda vez, movió las manos para apartarlo de nuevo. Pero mientras lo hacía, notó algo extraño en sus manos. Eran mucho más pequeñas y delgadas de lo que recordaba, y sus uñas también parecían ser más largas de lo habitual.
En este punto, estaba bastante asustado. "Sea lo que sea lo que me estás haciendo, haz que pare", le dijo a Morales, tuteándolo y con un inusual quiebre de voz. "Lo siento, ya has aceptado la misión. Además, los efectos del suero no pueden detenerse a mitad de camino", dijo Burns, mientras Morales empezaba a sentirse visiblemente más incómodo.
Intentó protestar, pero su visión comenzó a ser borrosa y empezó a sentir náuseas. A medida que el suero se abría paso por su torrente sanguíneo, comenzó a sentir una sensación de ardor en todo su cuerpo. Apenas pudo ver sus brazos, ahora mucho más pequeños que sus manos, y sin pelo.
Eso fue todo lo que pudo distinguir antes de que un dolor alucinante le golpeara el estómago. Sintió una enorme presión en la parte inferior de su torso, y empezó a oír el crujido de los huesos, mientras su cintura se hundía.
Entonces gritó de dolor, al sentir que su columna vertebral se contraía, borrando su alta estatura. El dolor se intensificó cuando los huesos de su espalda comenzaron a crujir, realineándose para crear un arco hacia adentro.
Las sensaciones de ardor continuaron, mientras todos sus músculos desaparecían en su piel, dejándole con extremidades delgadas y un vientre plano, y borrando lo que quedaba de su figura antes masculina. De hecho, sus nuevas curvas eran claramente femeninas, y este hecho no pasó desapercibido para Morales.
Cuando empezó a comprender lo que estaba ocurriendo, intentó de nuevo protestar, pero un fuerte dolor en las piernas le hizo caer a cuatro patas.
Se estremeció al sentir que la presión en sus piernas seguía aumentando, hasta que finalmente escuchó un fuerte estallido, mientras sus caderas se empujaban hacia afuera, volviéndose gruesas y llenas de grasa. Oyó otro chasquido cuando su trasero en expansión explotó a través de sus calzoncillos, volviéndose bonito y regordete al igual que sus caderas
Morales estaba tan agotado por los cambios que ya no podía sostenerse en pie. Cayó sentado, con su nuevo trasero de burbuja amortiguando la caída. Se quitó el pelo de la cara, que ahora le llegaba hasta los hombros, mientras sentía que todo, desde la nariz hasta la estructura facial, se desplazaba y cambiaba. No sabía qué aspecto tendría su nuevo rostro al final, la única pista eran sus labios, ahora más gruesos.
Mientras estaba sentado, Morales miraba la figura borrosa de Burns mientras sus huesos seguían resquebrajándose, y su figura se esculpía en algo completamente ajeno a su antiguo ser. En ese momento, no le importaba en qué se estaba convirtiendo. Sólo quería que se acabara.
Entonces, unos gemidos suaves y agudos escaparon de su boca mientras su respiración se intensificaba. Cada vez eran más fuertes y frecuentes a medida que la transformación entraba en su fase final.
Morales sintió que la presión en la parte inferior de su cuerpo se concentraba en la ingle. Gritó al sentir los calambres. Utilizó toda la fuerza de voluntad que tenía para bajar la mano e inspeccionar lo que estaba ocurriendo, y sus peores sospechas se confirmaron. Su antaño orgullosa virilidad se había reducido a unos pocos centímetros, y cada calambre sólo parecía encogerla más. Jadeó al sentir que sus testículos se hundían en la ingle. Gimió con fuerza mientras lo que quedaba de su pene se succionaba dentro de él. Siguió gimiendo mientras se formaban sus nuevos ovarios, y la presión acabó por desaparecer con la formación completa de un aparato reproductor femenino, cuyo punto culminante era su nueva vagina.
Al disiparse las sensaciones de ardor, la visión de Morales volvió a ser clara, pero aún quedaba un cambio importante. Miró hacia abajo cuando sintió que la presión restante se concentraba en su pecho, concretamente, detrás de sus pezones. Pudo ver cómo se hacían más grandes y más duros. Se preparó mientras la presión seguía aumentando, superando todo lo que había sentido hasta ahora.
Eventualmente, la presión se hizo tan inmensa que Morales no pudo soportarla más. Echó el pecho hacia delante y la cabeza hacia atrás, y gimió muy fuerte cuando dos pechos de tamaño considerable estallaron en su pecho. A medida que el estrógeno recorría su cuerpo, Morales se dejó llevar por las nuevas sensaciones. Respiró pesada y lentamente, y sus nuevos pechos parecieron crecer a un ritmo perfecto.
Con el tiempo, el ritmo de su crecimiento comenzó a disminuir, antes de detenerse por completo. Morales ahora lucía un par de pechos abundantes de los que la mayoría de las mujeres estarían celosas. Y con eso, la transformación fue completa.
A estas alturas, Morales estaba tan agotado que él, o más bien ELLA, no podía levantarse para inspeccionar su nuevo cuerpo. En su lugar, se desmayó y se desplomó en el suelo.
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